miércoles, 22 de abril de 2015

Vivir desincronizado

Casi siempre me he sentido como un bicho raro, aún siendo un simple topo. Es como si hubiese vivido a pie cambiado. En muchos periodos de mi vida, mis motivaciones y metas no han coincidido con las de los demás.
Siempre me ha gustado saber el "por qué " de las cosas. Escarvar más abajo que los animales a mi alrededor. Saber de esto y lo otro por el simple hecho de saber, sin ningún otro propósito.
Llegado a esta edad, ahora me pregunto "para qué " y "de qué me ha servido". Bien podría responder que para enseñar a los nuevos cachorros parte de lo que he aprendido... pero a nuestras crías no les interesa todo aquello que no sirva para obtener dinero o prestigio. Lo que llamamos "cultura general" ya no interesa y tienen toda la razón. Para comunicarse hoy en día a través de tablets, smartphones, notebooks (ni siquiera nos molestamos en buscarles nombres en nuestro idioma) no les hace falta ni tener un vocabulario medio. Poniendo un par de caras sonrientes y un 'Ok' ya tienen bastante.
Pero éste no es el problema. A lo largo de la historia, los sistemas de comunicación han ido evolucionando y debemos adaptarnos. Antes estos cambios se producían lentamente, a lo largo de los siglos. De un siglo a esta parte se producen a velocidad de vértigo y no nos queda más narices que adaptarnos.
El problema que planteo es la desidia y desinterés por saber. La devastadora desmotivación que existe en el ambiente que, no solo afecta a la última generación de este bosquecillo,  si no que campa a sus anchas por toda la naturaleza. Aquello que no reporte beneficios materiales no sirve para nada, llegando al extremo de vanagloriarse de la ignorancia. Dentro de no mucho, el que lea una novela en vez de ver la película será un pobre friki.
Según  los últimos estudios que han salido a la palestra, los Bosques Unidos de América (B.B.U.U.) encabezan la lista de incultura del llamado primer mundo. Los animales de Norteamérica saben mucho de su diminuta especialidad, lo que los hace ser muy productivos en I+D, pero rechazan todo lo demás. Nosotros, en esta arboleda, siempre hemos querido imitarles, por lo menos en lo malo, así que ahí vamos.
Está claro que cuanto menos conocimientos se tienen más controlable y manipulable es una sociedad, así que yo seguiré aprendiendo un poquito cada día, no sólo porque me apasiona, sino también porque no me considero una marioneta.

El topo.

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miércoles, 8 de abril de 2015

Y llegó la primavera

Ya llegó la primavera y con ella se acaba mi siesta invernal. Me gusta hacerme el remolón hasta bien entrado abril, pero con el jolgorio que hay fuera no hay quien duerma.
Después de desperezarme y lavarme un poco los bigotes, me dirijo a la superficie para respirar un poco de aire fresco. Mis patucas artríticas se resienten después de tantos meses de inactividad.
Ya veo la entrada. Un esfuerzo más y estaré de nuevo recibiendo los rayos del sol, olisqueando la hierba fresca y las primeras bayas de la temporada. El follón que me llega del bosque aumenta con cada paso que doy…. “Ah! Es verdad! ya no me acordaba” Este año hay elecciones en el bosque y, como siempre, los animales están tan revolucionados como cuando se celebra la fiesta del prado.
De la derecha me llegan las voces de los que ahora ostentan el control en el bosque, que intentan convencer a los seguidores que les quedan de que ellos no tienen la culpa de la sequía que nos ha asolado los últimos años ni de la migracion de los más avispados en busca de terrenos más fértiles. Qué casualidad que ni al viejo búho, el que encabeza ese movimiento, ni a sus mochuelos les ha faltado el agua en sus árboles. - Dependéis de mí para que ésto vaya a mejor!- Le escucho decir; el mismo que se compró el verano pasado un terrenito arbolado en el bosque de al lado, según él para poder ver las cosas desde otro ángulo.
Gritos y abucheos que vienen de la izquierda de mi topera llaman mi atención. Son las voces de los que siempre estuvieron en contra de las decisiones tomadas por el gran búho y sus acólitos. Parece que ya no les preocupa el futuro del bosque, sólo se dedican a menospreciarse entre ellos y a soltar dentelladas al aire a ver quien tiene la boca más grande.
Intento filtrar la algarabía en busca de una zona más amigable, pero no oigo nada más. La parte central del bosque se encuentra en absoluto silencio. No hay nadie, o como si no lo hubiera.
Bueno, yo a lo mío. A buscar comida como siempre. Me parece que éste va a ser un verano muy largo.

El Topo.

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sábado, 11 de septiembre de 2010

El viejo topo

Cada vez salgo menos de mi querida topera. Atrás quedaron los días de investigar por el huerto buscando aventuras metiéndome en cualquier situación que me proporcionase adrenalina.
Me he acostumbrado a olisquear el ambiente desde mi querida topera, con el oído muy atento a cualquier cambio que pueda producirse en el exterior.
He asumido que mi vista no es mi principal virtud y aunque lo fuese, no me iba a reportar mayor entendimiento del mundo exterior. He llegado a la conclusión que nuestra vista no es muy de fiar y menos en los tiempos de engaño que corren.
Prefiero agudizar el resto de mis sentidos e intentar aprender a tamizar todas las noticias, olores y sonidos que me llegan desde ese falso mundo con el que nos ha tocado lidiar.

El Topo.

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